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SUPOSICIONES

Actualizado: 8 abr 2020

Texto:

Hechos 21:17-39 (RVR1960)

Arresto de Pablo en el templo

17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo.

18 Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos;

19 a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio.

20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.

21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.

22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.

23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.

24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.

25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.

26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.

27 Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano,

28 dando voces: ¡¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha

metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar.

29 Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo.

30 Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas.

31 Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.

32 Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.

33 Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho.

34 Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza.

35 Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud;

36 porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡¡Muera!

Defensa de Pablo ante el pueblo

37 Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego?

38 ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios?

39 Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo.

Introducción

El Cuento del Martillo

Un hombre desea colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. Su vecino tiene uno. Así pues, nuestro hombre decide pedir a su vecino que le preste su martillo.

Pero le asalta una duda: ¿Qué? “¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y realmente abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se le habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiera prestada alguna de mis herramientas, yo se la dejaría sin dudarlo. ¿Por qué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede negarse uno a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como este le amargan a uno la vida. Y luego, todavía se imaginará que dependo de él. Y sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo”

Así, nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, a duras penas espera que se abra la puerta y, antes de que el vecino tenga tan sólo tiempo de decir “Buenos días”, nuestro hombre le espeta furioso: “¡Quédese usted con su martillo, so penco!” (Cuento popular de autor desconocido)

Las suposiciones

Suponer: (según la RAE) Considerar como cierto o real algo a partir de los indicios que se tienen. Ej.: La vi con paraguas y supuse que llovía.

Comienzan en la mente

Las suposiciones empiezan en nuestra mente, y allí crecen hasta percibirlas como una realidad, pero realmente es un hecho que no ha sido comprobado.

Pueden nacer en una conversación, en un wasap, en una actitud que observamos en la persona, un gesto, una situación, etc.

Podemos tenerlas sobre personas que nos importan o que no nos importan, pero las que nos causan dolor son sobre aquellas personas a las cuales queremos y apreciamos, como nuestra pareja, nuestra familia, nuestros amigos, y nuestros hermanos en la fe.

Pueden ser buenas y malas

A veces las suposiciones pueden ser buenas, por ejemplo: -supongo que fulanito hará un buen trabajo porque está muy bien preparado-

Pero las suposiciones que nos llevan a pensar mal de alguien, especialmente de un hermano en la fe, en el 99% de los casos son malas, porque conllevan a malas consecuencias, ya sean personales y emocionales o en acciones contra otras personas, como dejar de hablarle, tratar de evitarlo, abrigar pensamientos amargos contra esa persona en nuestro corazón...

Y digo en el 99% porque si un ladrón nos quiere regalar un anillo de diamantes, la suposición de que sea robado es más que probable, aunque aún en ese caso debemos pedirle aclaración de dónde lo ha obtenido, sin dar por seguro nada hasta aclararlo.

Las suposiciones contra Pablo

1º Suposición: Pablo es un apóstata (reniega) de Moisés v.21

Cuando Pablo llega a Jerusalén lo reciben amablemente y contentos, y le dan la buena noticia de que muchos judíos han creído en el evangelio.v.17-20

Pero le avisan de una suposición que habían hecho los judíos por unas noticias que les habían llegado tergiversadas:

Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.v.21

Nosotros que hemos leído las cartas de Pablo sabemos que esto no es cierto, incluso hizo que Timoteo se circuncidara, pero era una suposición de los judíos, basada en la preeminencia que Pablo le daba a la fe antepuesta a las obras.

Por lo cual los hermanos de Jerusalén le aconsejan a Pablo que cumpla con los rituales judíos para dejar en claro que él no estaba renegando de sus tradiciones ni de su nación.v.22-27 Lo que Pablo aceptó porque estaba dentro de su forma de pensar, como dijo en 1 Cor.9:20 que se hacía judío a los judíos para ganar a los judíos.

Aunque vemos claramente en el texto que no hay intención de judaizar a los gentiles, por parte de los apóstoles de Jerusalén.v.25

A veces llega a nuestros oídos que un hermano ha enseñado algo que va en contra de lo que dice la Biblia y emitimos un juicio sin pedir aclaración a este hermano.

2º Suposición: Pablo ha profanado el Templo v.28

Unos judíos de Asia, vieron a Pablo con un hermano no judío y pensaron que lo había metido en el Templo, situación que estaba estrictamente prohibida por la Ley, y por eso movilizaron a la multitud en contra de él.v.27-29

dando voces: ¡¡Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar.v.28

Pablo enseñaba la inclusión de gentiles y judíos por igual en el cuerpo de la Iglesia, el cumplimiento de la Ley en la obra del Mesías, por lo que las obras de la Ley ya no eran necesarias para alcanzar la salvación y en la adoración a Dios de corazón y en cualquier lugar, ya que Dios no habita en un edificio hecho por los hombres, sino en las vidas de los que han aceptado a Jesucristo como su Señor y Salvador, estas enseñanzas hicieron suponer a algunos judíos que Pablo había transgredido sus tradiciones y leyes.

Entonces, sin que nadie le preguntara a Pablo sobre el asunto, ni le pidiera aclaración, se fueron directamente contra él juzgándole sin ningún tipo de pruebas.v.30

A veces nos cuentan que han visto a un hermano en un lugar que no es apropiado, o con gente que no conviene y le juzgamos sin saber si en realidad estuvo allí, y si estaba cuál era el motivo.

3º Suposición: Pablo era un delincuente v.38

Las autoridades romanas tomaron inmediatamente cartas en el asunto y acudieron a rescatar a Pablo de la multitud que estaba a punto de lincharle, pero cuando ya lo llevaban para interrogarle, Pablo habla con el Tribuno (que es la autoridad siguiente al Gobernador) y éste se da cuenta que las cosas no eran como las había supuesto.

El Tribuno supuso que Pablo era un guerrillero, y cuando habló con él se dio cuenta de que no era así.v.31-39

¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? V.38

A veces juzgamos a un hermano por las circunstancias en las que se encuentra en ese momento, sin averiguar quién es realmente y por qué ha llegado hasta ahí.

El juzgar a los demás

Hemos visto que en las tres suposiciones hay un factor común: el juzgar a otro.

Se emite un juicio en base a las suposiciones.

Lucas, el autor del libro de los Hechos que estamos estudiando, también documentó en su evangelio las palabras de Jesús que hablan sobre el juzgar a los demás.

Lucas 6:37-42

37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

39 Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.

41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.

Todos cometemos errores, pero a veces “lo que parece no es lo que es”

Antes de juzgar debemos analizarnos a nosotros mismos, para ser conscientes de que la obra de Dios se está perfeccionando en todos los que le hemos entregado nuestra vida y hemos confiado en Cristo como nuestro Señor y Salvador, y que por lo tanto todos podemos cometer errores.

Y así como dijo Pablo de sí mismo (Filip.3), nosotros tampoco hemos alcanzado la perfección, sino que todavía tenemos cosas que cambiar y tenemos cosas en las que Dios tiene que obrar y transformar, nuestros hermanos también están en el proceso, y todos formamos parte de ese proceso en el cual nos vamos puliendo unos a otros, como las piedras del río, que vemos redonditas y pulidas, por el roce de unas con otras.

No podemos ser jueces si estamos en la misma situación que nuestro hermano!

Lucas 17:3-4

3 Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.

4 Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.

En resumen Jesús nos manda a comunicarnos.

Tenemos que hablar las cosas y no guardarlas, hay que comunicarse!

Antes de juzgar debemos recapacitar y hablar con nuestro hermano, si nos molesta algo de él, tenemos que decírselo con amor y respeto, para darle la oportunidad de que nos dé una explicación y una disculpa si corresponde.

Tal vez se dé vuelta la tortilla y tengamos que ser nosotros los que tengamos que disculparnos con él. Por eso siempre actuemos con humildad ante estas situaciones, pidiendo la aclaración antes de argumentar sobre el tema.

Si dejamos pequeños resquemores pendientes, crecerán en nuestra mente y en nuestro corazón y dejarán de ser pequeños, e impedirán que podamos tener una buena relación con el Señor. (Mateo 5 y 6)

Incluso si nos damos cuenta que un hermano se ha molestado con nosotros, no dejemos que ese pensamiento le quite la paz, hablemos cuanto antes con él y aclaremos la situación para que no haya estorbo en su relación con Dios y con nosotros, ni tampoco haya estorbos en nuestra relación con ambos.

Conclusión

En general una suposición no aclarada puede hacer mucho daño, en el caso de Pablo lo envió directamente a la cárcel y al final de su vida en la tierra.

En nuestra vida cristiana nos puede traer problemas en la relación con Dios y con nuestros hermanos.

Es importante la comunicación y aclarar siempre las suposiciones.

¿Hay suposiciones no aclaradas en tu vida hoy? No esperes más para aclararlas cuanto antes, para que tengas paz interior. Toma hoy la decisión de aclarar esos pequeños asuntos que pueden llegar a crecer en tu mente y hacerte daño a ti y a tu hermano!




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