Los verdaderamente felices no siempre sonríen
- Iglesia de la Concordia
- hace 6 días
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TEXTO: Lucas 6:20-26 RV1960 Bienaventuranzas y ayes (Mt. 5.1-12) 20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. 24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. 25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. 26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.
INTRODUCCIÓN:
El criterio de Dios para definir quién es feliz y quién no, puede ser diferente al nuestro.
Tanto Lucas, como hemos leído, y también Mateo en su evangelio (Mt. 5.1-12), nos cuentan un episodio en la vida de Jesús, donde Él nos dice claramente quién es feliz y quién no.
Vamos a analizarlo hoy detenidamente.
El Sermón.
Lucas y Mateo, nos relatan un sermón, una predicación, un discurso lleno de enseñanzas, de Jesús; aunque allí había una gran multitud, v.17, el mensaje estaba dirigido específicamente a sus discípulos, como vemos en el v.20.
Los discípulos.
¿Y quiénes eran los discípulos? Eran personas que seguían a Jesús, porque habían respondido a su llamado, dispuestas a aprender de Él, y a poner en práctica lo que aprendían.
El Maestro.
El Maestro, Rabí, es Jesús, Él estaba enseñando y capacitando a sus discípulos. Mt.23:8
La enseñanza.
Las enseñanzas son sobre el Reino de Dios, un reino que no es de este mundo, porque es un reino espiritual. Jn.18:36 Y cuando Jesús habla se está refiriendo a Su Reino, y utiliza palabras espirituales. Jn.6:63 Esto nos ayudará a comprender las palabras de Jesús en este pasaje.
Bienaventuranzas y ayes.
Lucas, hace una contraposición en la que Jesús en su predicación contrasta las bienaventuranzas con los ayes. Para cada bienaventuranza hay un ¡ay! Para cada cosa por la que estar feliz, hay otra por la que ser desgraciado.
Pobreza y riqueza.
Comienza con: 20 … Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. 24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo.
Para entender correctamente estos versículos, tendremos que analizar a qué se está refiriendo Jesús con pobres y ricos.
En el contexto judío, en general se creía que los pobres eran malos y que por eso no gozaban de la bendición de Dios, y que los ricos eran bendecidos porque eran buenos. Por eso estas palabras de Jesús, diciendo que los pobres eran bienaventurados fueron toda una revolución en la sociedad de ese momento. En nuestro contexto cultural actual, en cambio, por una interpretación superficial y errónea de las palabras de Jesús, en general se tiene la concepción de que todos los pobres son buenos y todos los ricos son malos. Así este texto se ha ido interpretando de manera diferente por las distintas culturas desde el punto de vista de la riqueza y la pobreza material, dando lugar incluso a corrientes doctrinales e ideológicas dentro del cristianismo, como la teología de la liberación, o el evangelio de la prosperidad, entre otras. Pero todos sabemos que hay pobres buenos y malos, y también ricos buenos y malos, y que todos, tanto pobres como ricos, necesitan la salvación que ofrece Jesucristo; la situación económica de una persona no determina su espiritualidad, ni su calidad humana.
Entonces, ¿qué significan estas palabras de Jesús?
Dijimos que el Reino de los Cielos no es de este mundo y que las palabras de Jesús se refieren al mundo espiritual. Mateo 5:3 aclara: “los pobres de espíritu”, Jesús no se está refiriendo a la situación económica de la gente, sino a su condición espiritual.
Ahora, pensemos en el mundo material, ¿cuál es el anhelo de un pobre? Un cambio. Un estudio, llevado a cabo en la Universidad de Carnegie Mellon (Estados Unidos) por el neuroeconomista George Loewenstein, demostró que los individuos que se sienten pobres gastan el doble en lotería que aquellos cuyas economías están más saneadas. El pobre tiene necesidad y busca cómo satisfacerla, espera un cambio en su situación, lo desea y tiene la esperanza de dejar de ser pobre, aunque algunos se resignan y no actúan para que se produzca el cambio, en su interior hay un deseo no satisfecho.
Por otro lado, el rico ya lo tiene todo materialmente hablando, y no quiere que eso cambie, no hay anhelo de cambio, ya está satisfecho y quiere que todo siga así, aunque luego encontramos a otros que quieren que su riqueza aumente más y más, apareciendo así la codicia y la avaricia.
Trasladando esto al mundo espiritual, el que reconoce su pobreza espiritual cuando oye el Evangelio, encuentra ese cambio que buscaba y por ese humilde reconocimiento de necesidad de la salvación otorgada por Jesucristo, entra al Reino de los Cielos. Lc.11:9 Pero el que no reconoce su necesidad espiritual, porque se cree rico, no busca ningún cambio, y de los tales no es el Reino de los Cielos. Mt.19:23
Hambre y saciedad.
21(a) Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. 25(a) ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre.
Aquí Mateo 5:6 también profundiza y aclara: “hambre y sed de justicia”, Jesús no nos está hablando del hambre física que sentimos por no consumir alimentos, está hablando de hambre y sed espiritual. Rom.14:17
En el Edén el hombre desobedeció, el dictamen era que si esto sucedía moriría, y así fue, una muerte espiritual, que consiste en estar separado de Dios eternamente. El ser humano murió espiritualmente. Gen.3 Cuando reconocemos este vacío espiritual, cuando sentimos ese hambre y esa sed de ser justificados delante de Dios para poder estar en la presencia de nuestro Creador, es cuando Dios a través de la muerte de Su Hijo Unigénito nos justifica y nos presenta justos delante de Su presencia, no por nuestros méritos, sino por la muerte y resurrección de Cristo. Rom.1:17 El que no reconoce su hambre espiritual, para sentirse saciado, no buscará el alimento espiritual y morirá de hambre!
Lloro y risa.
21(b) Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. 25(b) ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.
Hay una tristeza que produce arrepentimiento, 2Cor.7:10, es una tristeza que proviene del Espíritu Santo mostrándonos nuestra condición de pecadores, y nos hace volvernos a Dios, nos compunge desde lo más interno de nuestro ser y nos lleva a buscar a Dios. Y cuando caemos rendidos a sus pies, produce gozo y paz interior, porque nos hace comprender que nuestra justificación no depende de nuestras obras, sino de la obra de Cristo que murió en nuestro lugar y su resurrección. Rom.15:13 En cambio el que vive apagando ese llamado interior con hueca “diversión” mundana y pasajera, para no escuchar la voz de Dios, se lamentará eternamente y ya no habrá vuelta atrás. Prov.10:23
Persecución y adulación.
22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. 23 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. 26 ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.
Todos los cristianos nos vemos afectados de una manera u otra por el desprecio y maltrato, en general, que recibimos de la sociedad actual, se nos tacha de fanáticos, intolerantes, hipócritas, fascistas, y muchas otras calificaciones. Exponer públicamente lo que la Biblia dice acerca de algún tema, seguramente nos llevará a críticas y burlas por parte de la gente, y en especial de los medios de comunicación.
La persecución en algunos países consiste en maltrato físico, e incluso la muerte, y en otros países es una persecución ideológica y cultural, sea como sea trata de impedir que los creyentes compartan su vivencia cristiana y el Evangelio.
Los primeros discípulos fueron perseguidos, torturados y asesinados por su fe, y eso continuó a lo largo de la historia hasta nuestros días, donde hay más de 360 millones de cristianos perseguidos por su fe en el mundo actualmente, según un informe de la Organización Puertas Abiertas. El cristianismo es la religión más perseguida del mundo. Por algo será, no?
Ante esta perspectiva, quedan dos opciones: seguir exponiendo la verdad con el coste social que ello conlleva, o adaptarse y tratar de “caer bien” como han hecho muchas iglesias y personajes públicos autodenominados “cristianos”.
Jesús, nos advierte que esto pasaría, y también nos dice que esta situación no es nueva. Sucedió lo mismo con los profetas de Israel en los tiempos antiguos. Cuando un profeta anunciaba la Palabra de Dios, y esta los llamaba al arrepentimiento, rechazaban el mensaje y al mensajero, pero cuando un falso profeta les anunciaba bondades, prosperidad y les animaba a continuar sus vidas como les diera la gana, a esos los alababan y amaban.
Si una sociedad desviada de los valores de Dios te critica y te rechaza por vivir una vida según el Espíritu y proclamar la verdad, entonces puedes estar seguro de que vas en el camino correcto, por lo cual si eres un verdadero hijo de Dios, “quedar bien” no es una opción.
CONCLUSIÓN:
Es importante reconocer nuestras necesidades espirituales en humildad delante de Dios: Nuestra pobreza y nuestro hambre, llorar arrepentidos por nuestros pecados, y aceptar la persecución. Porque el que hace esto, espiritualmente será rico, quedará saciado, reirá de gozo y será galardonado en los cielos.
¿Y tú, estás en el lado de las bienaventuranzas, o en el lado de los Ay?

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