top of page

EL ULTIMO DISCURSO DEL REY


TEXTO:

Juan 12:44-50 (RVR1960)


44 Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;

45 y el que me ve, ve al que me envió.

46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.

47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.

48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.

49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.

50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.



INTRODUCCION:

Creo que una de las cosas que más echamos de menos durante el confinamiento, fue el poder reunirnos para cenar con buenos amigos, incluso ahora estamos un poco restringidos y ya no lo hacemos con tanta libertad como podíamos hacerlo antes. Espero que pronto pase esta pandemia y podamos reunirnos con libertad y tranquilidad para cenar, comer, o poder asistir a la iglesia sin restricciones.

Una cena con amigos


En el capítulo anterior vimos que Jesús resucita a su amigo Lázaro, y en este capítulo, regresa al pueblo de Lázaro y sus hermanas, para cenar allí con ellos, una última cena con sus amigos, a modo de despedida, aunque ellos no lo sabían.


Sólo falta una semana para la Pascua, y Jesús ya sabe que esa será la última que celebre en este mundo.


La entrada del Rey


Muchos se enteraron que Jesús estaba allí, y cuando Jesús entró al día siguiente a Jerusalén montado en un pollino, salieron con mantos y palmas aclamándole como Rey.


En realidad, ellos querían un rey que los librara de la opresión de los romanos; sus corazones estaban alejados del verdadero Reino que proclamaba Jesús, un reino espiritual.


Aunque, Jesús lo había anunciado muchas veces, nadie se imaginaba que ese Jesús aclamado ese domingo, el viernes de esa misma semana sería crucificado.


El último discurso del Rey


Por eso en esa misma semana, Jesús dio un último discurso a la multitud.


Jesús alzó la voz, habló muy fuerte para que todos lo escuchen; iba a decir algo muy importante a la multitud y quería asegurarse de que todos pudieran oírlo.


44 Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;

45 y el que me ve, ve al que me envió.



44 …El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió;


Los judíos pensaban que ellos creían en el Padre, que le servían, que le obedecían y que le eran fieles, pero se equivocaban, porque estaban cegados por el orgullo y el pecado.


Tal era su ceguera que pensaban que debían matar a Jesús y a sus seguidores porque estaban en contra de Dios.


Incluso, el apóstol Pablo antes de convertirse perseguía a los cristianos pensando que estaba siendo fiel a Dios.


Pero Jesús les aclara, que a ese Dios en el que dicen creer y al que dicen servir, no le agrada la actitud de su corazón y Jesús es la voz de Dios para enseñarles cuál es realmente su verdadera voluntad.


Jesús les dijo a sus discípulos, que también eran judíos y que también tenían sus dudas y preguntas sin contestar en su corazón, porque aún estaban aprendiendo del maestro:


Juan 14:1

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.


Si creemos en Dios, debemos creer en Jesús, porque Jesús fue enviado por el Padre, y todo lo que dice el Padre es lo que dice Jesús, porque el Padre y Jesús son uno.


La obra de Dios


Juan 14:6-11

6 Jesús le dijo (a Tomás): Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.

8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.

9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?

10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.


Ningún ser humano a lo largo de la historia a sido capaz de obrar los milagros que ha hecho y que hace Jesús, ni tampoco nadie podría haber pagado el precio por nuestros pecados, ni nadie tiene el poder de cambiar vidas, como lo hace Jesús, ¡El tiene el poder de hacerlo porque es Dios mismo!

¡Jesús quiere y puede cambiar tu vida!!!!!


45…El que me ve, ve al que me envió.


He oído a muchas personas que dicen: “si Jesús bajara a la tierra y lo pudiera ver, creería en El”


Jesús bajó a la tierra, vivió entre nosotros, habló en vivo y en directo con las personas, y sin embargo pocos creyeron en El.


El apóstol Tomás, dudaba de la resurrección de Cristo, Jn.20, y dijo: “si no lo veo y lo toco, no me lo creo”. Pero Jesús le dijo: “bienaventurados los que sin ver creyeron”, como nosotros que sin verle más de 2000 años después hemos creído en El, y nuestras vidas han sido transformadas.


Jesús y el Padre


Juan 1:18

18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Jesús le está revelando a los judíos que El es Jehová que se hizo visible para ellos. Todos los atributos y cualidades del Padre, están presentes en El, porque El y el Padre son uno.

Jesús no es el Padre, el Padre no es Jesús, pero los dos son uno. ¡Aquí uno más uno es uno!

Hebreos 1:3 dice que “El es el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia”


A través de Jesús, que se despojó de su gloria para acercarse a nosotros, Fil.2:7, podemos conocer como es el Padre, porque son iguales en esencia.


Podemos conocer el corazón de Dios a través de Jesucristo, y de esa manera podemos saber que el Padre no es un ser divino iracundo y déspota, que está esperando con una vara en su mano a que pequemos para castigarnos con severidad, como algunos creen, sino que es un Dios de amor, que dió a su Hijo unigénito para que muera en nuestro lugar y salvarnos de una condenación de la que no nos podemos librar nosotros mismos. Jn.3:16


46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.


Jesús nos dijo que El es la luz del mundo, Jn.8:12, y así como sale el sol por la mañana y alumbra todo y a todos, eliminando la oscuridad durante todo el día, así también Jesús vino a este mundo para iluminar el conocimiento de todos los seres humanos mostrándonos claramente que Dios nos ama y quiere que volvamos a El, y que El mismo ha tomado la iniciativa para que podamos volver a El, ya que por nosotros mismos es imposible.


Pero el que no cree, se queda en la oscuridad, no pasa de la oscuridad a la luz, sino que permanece allí, porque no ha querido salir.


47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.

48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.


No se puede condenar algo que ya está condenado, todos estamos condenados a estar separados de Dios eternamente. Rom.3:23 Todos estamos en tinieblas.


Por eso Jesús ya no podía hacer otra cosa que salvarnos de esa condenación. Sacarnos de las tinieblas a su luz admirable. 1 Ped.2:9


Pero el que rechaza a Jesús, sigue condenado, sigue en la oscuridad, y las palabras de Jesús ofreciendo su salvación y el rechazo a esa invitación, es lo que nos juzgará en el día en el que tengamos que dar cuenta delante de Dios.


Juan 3:19

19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.


49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.

50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.


Jesús termina su discurso ante la multitud, el último registrado ante la multitud antes de su crucifixión, diciéndole a la gente que el Padre mismo está hablándoles a través de El para que se conviertan y dejen de estar condenados.


Pero no todos iban a creer en El, pocos días después, muchos de los que lo recibieron con mantos y palmas desplegados a sus pies, iban a pedir que lo crucifiquen, porque las expectativas de la mayoría estaban puestas en que el Mesías fuera un político militar que los salvara de los problemas económico-políticos de este mundo.


Cuando aparezca el anticristo, estas expectativas se van a cumplir por un breve tiempo, traerá “paz y seguridad”, como dice 1 Tes.5:3 y la gente va a confiar en él, pero la destrucción les llegará de manera repentina, y todos tendrán que dar cuenta ante el que ofrece la verdadera paz y seguridad en el cual no quisieron creer.


Otros si hemos creído, los primeros discípulos y nosotros.


Dijo Jesús en su última oración por sus discípulos, aclarando que no lo decía solamente por ellos sino por todos los que iban a creer por la palabra de ellos, Jn.17:20:


Juan 17:8

8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Jesús nos habla a través de su Palabra que es la Biblia, si nosotros recibimos esta palabra y creemos en El, así como lo hicieron sus primeros discípulos, tenemos vida eterna, que quiere decir vivir eternamente en comunión con El.


CONCLUSION:

Dios te ama tanto, que ha hecho todo lo necesario para que podamos acercarnos a El, a través de Jesucristo ha revelado su gran amor.


Nos toca a nosotros recibirlo.


¿Te has acercado a su luz, o permaneces en tinieblas?


¿Estás preparado para presentarte delante de El, cuando tengas que dar cuentas en su presencia?




51 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page