Pero ustedes, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Fíjense en el labrador, cómo espera el preciado fruto de la tierra. Santiago 5.7a
Una vez leí acerca de un horticultor poco paciente con sus naranjos. Como los frutos ya tenían el tamaño de una naranja y olían a naranja, los quería cortar cuando aún estaban verdes. Pero alguien le enseñó que debía esperar un tiempo más, hasta que estuvieran maduros. Les faltaba el color, el sabor y la dulzura de una verdadera naranja. La historia hacía referencia a los jóvenes que por fuera ya tienen el cuerpo de un adulto pero por dentro aún les falta crecer, madurar y recibir la savia de la vida. La cultura de lo inmediato nos ha convertido en personas impacientes. Lo somos con la naturaleza, a la que aceleramos en sus procesos. Lo somos con la crianza de animales y por ende también con nuestra propia vida. La paciencia es un don del Espíritu Santo. Viene de la mano de la esperanza y de la fe. De una reconciliación con el tiempo que Dios nos ha dado. El inconsciente temor a la muerte y al final de la vida nos esclaviza a una frenética carrera por probar. Pero cuando Dios nos reconcilia con la vida por medio de Jesús y nos muestra que la muerte no es el final de todo, sino que la vida es eterna y que todo lo que hacemos, por pequeño que sea, tiene sentido y valor, aprendemos a esperar y a tener paciencia. Cristo nos ha salvado y nos tiene en proceso de maduración. De nada sirve apurar las cosas. Los frutos tienen que nacer, brotar y desarrollarse en el tiempo de Dios. El adviento es tiempo de espera para cultivar la paciencia en el tiempo de Dios... que es perfecto. Gracias, Señor, por quitarnos el miedo a la muerte, por devolvernos la esperanza en la vida y enseñarnos a vivir con paciencia. Cálmanos y enséñanos a vivir en tu tiempo. Amén. Para reflexionar: * ¿Qué cosas te hacen perder fácilmente la paciencia? * ¿De qué manera puedes apropiarte de la paz de Cristo para calmar tus ansiedades? * ¿Cómo demuestra Dios que tiene paciencia contigo? Rev. Omar Roberto Weber
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